La cirrosis biliar primaria (CBP), que es una forma inicial de la cirrosis hepática, es una enfermedad autoinmune progresiva a largo plazo en la que se cree participan factores ambientales. Esta enfermedad hace que el sistema de conductos biliares del hígado se inflame, desarrolle cicatrices y se bloquee, lo que conduce a amplios daños del tejido irreversibles y finalmente a una cirrosis hepática fatal.
Los autores basan sus descubrimientos en dos series de pacientes, una que incluía 318 de 381 nuevos casos de CBP que aparecieron entre 1997 y 2003 en el noreste de Inglaterra y otra sería con 2.258 de 3.217 miembros de la Fundación de CBP de Reino Unido, un grupo de apoyo nacional para las personas con la enfermedad. Por último, 2.438 de 3.933 personas fueron seleccionadas de forma aleatoria de un registro electoral y emparejadas por edad y sexo para emplearlas como grupo de comparación.
Los tres grupos recibieron cuestionarios detallados sobre los factores de riesgo genéticos y ambientales asociados con la enfermedad. Como esperaban los investigadores, las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoides y las enfermedades celiacas y de tiroides eran más comunes entre aquellos con la enfermedad y quienes tenían antecedentes familiares de enfermedad autoinmune eran más propensos. La psoriasis, las infecciones urinarias y los herpes también aumentaban la probabilidad de un diagnóstico de CBP.
En comparación con las personas seleccionadas de la lista electoral, ambas series de pacientes eran un 63 por ciento más propensos a haber fumado en algún momento de sus vidas y haber empezado a hacerlo antes del diagnóstico.
Menos del 1 por ciento de los varones del estudio se teñían el pelo en comparación con la mitad de las mujeres que sí lo hacían. Cuando se investigó esto entre las mujeres, aquellas del grupo de apoyo al CBP eran un 37 por ciento más propensas a desarrollar la enfermedad que las mujeres del grupo de comparación. Los investigadores añaden que no se preguntó a las participantes la frecuencia con la que se teñían el pelo y que no está claro qué componente del tinte podría ser el responsable del descubrimiento.
Sin embargo, los autores del estudio señalan que investigaciones previas han indicado una asociación entre la enfermedad y los componentes químicos de los cosméticos, en particular el ácido octinoico, que se utiliza en el tinte de pelo y la laca de uñas.
Los autores basan sus descubrimientos en dos series de pacientes, una que incluía 318 de 381 nuevos casos de CBP que aparecieron entre 1997 y 2003 en el noreste de Inglaterra y otra sería con 2.258 de 3.217 miembros de la Fundación de CBP de Reino Unido, un grupo de apoyo nacional para las personas con la enfermedad. Por último, 2.438 de 3.933 personas fueron seleccionadas de forma aleatoria de un registro electoral y emparejadas por edad y sexo para emplearlas como grupo de comparación.
Los tres grupos recibieron cuestionarios detallados sobre los factores de riesgo genéticos y ambientales asociados con la enfermedad. Como esperaban los investigadores, las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoides y las enfermedades celiacas y de tiroides eran más comunes entre aquellos con la enfermedad y quienes tenían antecedentes familiares de enfermedad autoinmune eran más propensos. La psoriasis, las infecciones urinarias y los herpes también aumentaban la probabilidad de un diagnóstico de CBP.
En comparación con las personas seleccionadas de la lista electoral, ambas series de pacientes eran un 63 por ciento más propensos a haber fumado en algún momento de sus vidas y haber empezado a hacerlo antes del diagnóstico.
Menos del 1 por ciento de los varones del estudio se teñían el pelo en comparación con la mitad de las mujeres que sí lo hacían. Cuando se investigó esto entre las mujeres, aquellas del grupo de apoyo al CBP eran un 37 por ciento más propensas a desarrollar la enfermedad que las mujeres del grupo de comparación. Los investigadores añaden que no se preguntó a las participantes la frecuencia con la que se teñían el pelo y que no está claro qué componente del tinte podría ser el responsable del descubrimiento.
Sin embargo, los autores del estudio señalan que investigaciones previas han indicado una asociación entre la enfermedad y los componentes químicos de los cosméticos, en particular el ácido octinoico, que se utiliza en el tinte de pelo y la laca de uñas.